Mierda que ha pasado el tiempo desde el post que antecede, y de puro vago nomás. Ahora, ubicado otra vez en el planeta tierra intentaré de nuevo despuntar el vicio cotidiano y ponerme al día con todo, para bien o mal vaya uno a saber. Lo cierto es que tras algunos retoques que mi adorada hija y sin permiso le diera al blog vuelvo a peregrinar en esta especie de país de marchas y contramarchas, cada vez más político por donde se lo mire.
Han pasado cosas y no necesariamente voy a desglosarlas ahora porque todos conocemos y sabemos de qué se trata, y lo sufrimos por otra parte. Hablar que después del 28-J todo sigue igual a esta altura resulta tan vacuo, tan anacrónico y tan inexpresivo que por más que me aferre a los más retorcidos juegos de palabras seguramente tampoco aclare nada en medio de esta enorme feria de necedades de la que formamos parte.
Sólo se que voy de nuevo, remando desde mis principios. Eso sí, con un soberano frasco de alcohol en gel en mi mesa de trabajo, gentileza de mi hija que no para de aleccionarme sobre la importancia de tener las manos limpias. ¿No será mucho?
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